LAS DIFICULTADES DEL TERRENO
El intento de sembrar la semilla del rugby en Bolivia data de la década de los '60, tiempo en que José Pipo Viale, apasionado rugbier cordobés, artista y amante del vino –como Juan Carlos Anaya lo describe- llega a Cochabamba, ciudad de la que por muchos motivos se enamoró y lo acogió en innumerables ocasiones. En un país donde el fútbol se vive con pasión, un deporte tan complicado de entender como el rugby tuvo logros insatisfechos en sus primeros intentos de incursión.
Hay quienes afirman que ingleses instalados en minas jugaban al rugby previo a los '70, pero no es sino hasta finalizar los años '80 que el rugby nace en Bolivia espontáneamente, a través de un grupo de franceses instalados en
Conversión francesa.(Foto: Roberto Piñero)
A la partida de los franceses el rugby desapareció quedando solo algunas fotos y cartas dirigidas a
Franceses y boivianos jugando a 3600 mts. sobre el nivel del mar.(Foto: Roberto Piñero)
LOS ARGENTINOS DE SANTA CRUZ GERMINAN EL RUGBY CAMBA
Las consecuencias de la debacle socioeconómica argentina de los primeros años del siglo XXI está íntimamente relacionada con el nacimiento del rugby cruceño. En
"Formaba parte de un diario que se cierra durante la crisis argentina. Siendo un diseñador gráfico que vivía en un país donde el concepto de publicidad había trocado su sentido: inversión a gasto, las perspectivas no eran buenas", comenta Guillermo Griet, uno de los fundadores de Jenecherú RC, "por lo tanto, como muchos otros argentinos lo hacían, tuve que buscar mi camino cruzando la frontera dejando atrás familia, amigos y un amado club, Tucumán Lawn Tennis, donde había aprendido a ser hombre de rugby". A través de un amigo, llegó a Santa Cruz, con la idea clara de forjar un futuro. Al poco tiempo, descubrió que el rugby no existía. Continúa Guillermo: "un rugbier puede acostumbrarse a estar lejos de la madre, de su tierra, pero no lejos de la ovalada y de un equipo de amigos".
Una historia similar es la de Martín Alcorta, gestor junto a Sergio Vitale de la idea madre de Jenecherú y fundador junto a José Graña de UDABOL, el tercer equipo cruceño.
Martín, reconocido loco por el fútbol y los autos, pasó su infancia fascinado entre los talleres y los autos del autódromo, y las pizzas de viernes o sábado por la noche mirando fútbol por televisión. Estas pasiones, que compartía con su hermano y su papá, quien formaba parte de
Pablo Lavezzo, cordobés de nacimiento y vicepresidente de Santa Cruz RC, empezó a practicar el deporte en Ledesma, Jujuy, a los 13 años. "Mi grupo de rugby era muy unido. No había fiesta de 15 en dónde aunque no estuviéramos invitados la pasáramos muy bien". Su llegada a Santa Cruz, también por razones laborales, le permitió seguir despuntando su pasión por el rugby e intentar transmitir a los chicos lo que sus entrenadores le enseñaron: formarse como hombre de bien.
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