
Ahora, la final se disputaba entre franceses y australianos, y aunque los europeos podían sentirse como en casa, los Wallabies fueron los acreedores de todas las perspectivas favorables, cuando comenzó a hablarse de quien podría ser el nuevo campeón.Pero el camino previo hacia esta final fue verdaderamente emocionante, e incluso se pudieron apreciar encuentros (entre equipos que luego quedaron por el camino) que resultaron realmente notables. Párrafo aparte merece la actuación de Los Pumas, quienes protagonizaron tal vez, el encuentro más emotivo, al derrotar agónicamente al seleccionado irlandés.

Tanto Inglaterra como la Argentina caerían derrotadas ante los conjuntos de Sudáfrica (44 - 21) y Francia (47 - 26), respectivamente.Con la excepción de Francia, las semifinales se habían transformado en una especie de Tres Naciones, y las posibilidades del conjunto europeo parecían ser cada vez menores.A pesar de ello, y rompiendo con todos los pronósticos, Francia logró derrotar a Nueva Zelanda por 43 a 31, provocando una vez más que los de negro se quedaran sin el tan ansiado título, que ahora se hacía esperar demasiado en las islas, luego de la ya casi antigua consagración de 1987.
Francia logró consolidar su potencial, y ofreció un excelente partido, que tuvo como marco al estadio de Twickenham, con un público que observó con cierta sorpresa como los de azul despedían a los All Blacks y los dejaban sin chances.El gran duelo del hemisferio sur lo protagonizaron Australia y Sudáfrica, y Twickenham fue otra vez testigo de un partidazo impresionante, en donde el ritmo dejó impresionados a todos los que creyeron que el choque entre Wallabies y Springboks se limitaría solamente a un choque recio entre los packs de forwards.Con un resultado parejo de 27 a 21 en favor de Australia, quedaba conformada la final, que prometía ser realmente fantástica.La final, un claro triunfo australianoEn un marco de verdadera emoción y expectativa, los Wallabies pasaron a afrontar su último y más valioso desafío, enfrentando en tierras europeas a un seleccionado francés que había mostrado algunos altibajos, pero que al mismo tiempo se mostraba confiado por quedarse esta vez con el máximo título de esta disciplina.El inicio, como era de esperar, fue más bien friccionado y sin mucho brillo, pero a medida que fueron transcurriendo los minutos, los australianos se animaron a desarrollar un juego combinado entre buenas características técnicas y gran dinamismo físico, receta que abrió las puertas de una superioridad, que con el correr del juego fue haciéndose cada vez más favorable a los del hemisferio sur.Así fue que lo que en un principio comenzó siendo un choque sin demasiados pronósticos, pasó a ser un claro predominio de los representantes de Australia, único seleccionado hasta el momento en adjudicarse dos Copas del Mundo, habiéndose jugado apenas cuatro de ellas.

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