La particularidad que tuvo este Mundial fue el gran protagonismo por parte de los equipos del hemisferio sur. Aquí, Sudáfrica comenzó superando en su grupo a sus pares de Australia, mientras que Nueva Zelanda, quien ya contaba con Jonah Lomu, se floreó con cuanto equipo le tocó jugar
Francois Pienaar recibe la copa Webb Ellis de las manos de Nelson Mandela.
Con un estadio Ellis Park colmado por unas 62.000 personas, se llevó a cabo la final de la tercera Copa del Mundo, con los Springboks y los All Blacks como expectantes protagonistas. El primer tiempo terminó sin tries, pero en tiempo suplementario (habían terminado igualados), el apertura sudafricano, Joel Stransky, metió un drop espectacular que coronó a los locales por primera vez en la historia y acrecentó al hemisferio sur como el de mayor poderío a niver rugbístico.
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